En mi ecosistema profesional existe una ley no escrita que dicta que debemos saber de todo lo que tenga la más mínima relación con la comunicación, ya sea online o offline. Esa premisa se traduce en un hecho que no se si se puede considerar positivo o negativo, y es que, al final, sabemos poco de muchos temas y mucho de pocos temas. Es decir, podemos desde crear una web con WordPress, a escribir sus contenidos, controlar el SEO, mejorar su posicionamiento con Google Ads, editar un vídeo con Final Cut, retocar imágenes con Photoshop, crear stories originales para Instagram, programar Tweetdeck, crear sorteos en Facebook, encuestas con Survey Monkey, anuncios en Ad Manager, mailings profesionales que, evidentemente, deben tener un elevado índice de conversión que debe ser cuantificado, segmentado (y casi rastreado), y así podría seguir hasta el infinito y más allá. Pero realmente, sólo somos expertos en algunos de ellos y no tenemos las respuestas a todo lo que a veces se nos pregunta.
Eso y el hecho de que el mundo digital evoluciona a una velocidad de vértigo, hacen que debamos estar formándonos continuamente. En esa línea, después de dos carreras, un postgrado y un doctorado, en los últimos años, habré acudido a entre 20 y 30 sesiones de especialización en todas esas temáticas relacionadas con la comunicación digital.
Debo decir que, en su gran mayoría, dichas sesiones empiezan a ser repetitivas y con poco o nulo valor añadido. Parece ser que se ha vuelto una moda (o un negocio), vender jornadas, congresos, seminarios, workshops o cualquier otro tipo de formato, mezclando, la mayoría de las veces, temáticas que poco interés tienen todas juntas para una misma persona.
Me refiero a que quizás (y sólo quizás) ir a una jornada en la que exponen especialistas en todas las temáticas, pueda ser interesante, pero el hecho de que sean tan buenos en lo suyo puede que implique que den por sentado que todos tienen sus mismos conocimientos. Entiendo que se quiere abarcar un gran público y puede que eso haga que en muchas jornadas haya sesiones que para muchos no tienen relevancia. Quizá (y es una hipótesis) deberían centrarse más en una especialidad o en un sector más reducido del gran ecosistema comunicativo digital, no mezclando temas tan dispares y, de esa manera, conseguir que los que acuden saquen el máximo provecho y no tengan la sensación de que han perdido la mitad del día.
¿Qué opináis al respecto?
Texto publicado en mi perfil de LinkedIn el 21/10/2019.